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María Rosa Alonso, Pedro García Cabrera y las vanguardias.

Por Juana González.

María Rosa Alonso inicia su labor como periodista en 1930, el 23 de junio de ese mismo año publica en el vespertino La Tarde, un artículo de crítica literaria: «Un libro de Gutiérrez Albelo», en el que hace una crítica bastante impulsiva, muy propia de sus 21 añitos, sobre su percepción de las vanguardias. Al hablar del libro de Gutiérrez Albelo, también hace alusión a la revista Cartones, diciendo de ésta que no ha conseguido leerla pues no se vende en librerías, aunque ella la haya pedido. Dice que será porque sus componentes pertenecen a la aristocracia de un corto número de amigos, «castillo de plata del círculo yoista de una minoría», de una selecta minoría, formado por un grupo de nombres universitarios cultos entre los que destaca «un nombre literariamente conocido, el nombre del mejor poeta marino de Tenerife», refiriéndose a Pedro García Cabrera. Y solamente por este autor, ella siente que, aunque no pertenezca al círculo selecto del que ha hablado, ni a ningún otro círculo, se considera amiga «honoraria» de la citada revista.

Pero en su siguiente artículo, aparecido en el mismo periódico el día 30 de junio, nos vuelve a hablar de la revista Cartones, pero esta vez de una forma positiva y realizando una reflexión sobre el arte en relación con las minorías. Ella considera que el arte y la literatura no son recinto cerrado, que, aunque nazca de una minoría la masa debe alcanzarlo, educarse, trabajar, anhelar y molestarse. Nuestra autora tiene la firme convicción de que: «La masa, o mayoría, tiene derecho a pedir, a protestar, a suprimir; a veces hasta a atacar; pero también el deber de trabajar, de molestarse, de aprender.» Hace un resumen crítico del contenido de la revista y deja para el final el nombre del poeta que aparece en primer lugar, porque para ella Pedro García Cabrera representa lo más definitivo que se ha hecho en poesía regional, una poesía regional con marca registrada: el poeta gomero representa un elemento del paisaje tan crucial para el hombre isleño como es el mar.

Por último, nos encontramos con un artículo de crítica literaria, en esta ocasión en el periódico de Las Palmas de Gran Canaria, Falange, del día 9 de noviembre de 1951. Dicho artículo está dedicado en su totalidad a Pedro García Cabrera, con motivo de la aparición de su último libro de poesías, Día de alondras. María Rosa Alonso habla de este excelente poeta que forma parte del inolvidable grupo canario de la «Gaceta de arte», la poesía del libro objeto del comentario, está en la línea del ya viejo neopopularismo que tan bien cultivara García Lorca bajo el lema de la poesía pura, pero que a su vez está enraizado en las formas populares. En esa línea popular destaca la importancia del número siete con tanto prestigio en la astrología, la literatura, la religión y en la cultura, en general. García Cabrera distribuye las composiciones en siete veces, siete alondras: en el jardín, en la tarde, en la orilla del mar, en la alcoba, en el campo, en la azotea y en la ciudad. Para la joven crítica literaria, se trata de un libro gratísimo, lleno de imágenes bellas donde las alondras «revolotean y pican un mundo poético y delicioso, pero desdichadamente ido para el gusto de hoy.» Valga como ejemplo el siguiente poema:


La rosa estaba enfrente

del reloj de la cama.

Uno a uno, sus blancos

pétalos le cortaba.


Isla de la blancura,

con su talle en el agua,

con su nido de mármol

tus senos recordaba.


Abejas interiores

le iban dando largas

al rostro de minutos

de su agonía blanca.



Dolor de nieve herida

el reloj patinaba.

De tanto oír su muerte

se fue quedando abstracta.


Y cuando ya la rosa

era sombra y escarcha

se hizo el reloj con ella

una esfera de plata.


Esta poesía se nos presenta con versos tan propios de la poesía popular, que refleja la Naturaleza; toda ella representada con metáforas: son 49 alondras que nos llevan a una atmósfera de poesía popular hecha «para delicia de lectores sin prisas, sin angustias y eternamente jóvenes.» La autora se despide con el deseo de que Pedro García Cabrera publique esos dos o tres libros inéditos, que supondrían «un estar más al día a este extraño y a veces azarante día poético que vivimos ahora.»

 

Sobre Juana González

Juana González González (Tenerife) es licenciada en Filología Hispánica y en Filología Clásica por la ULL. Actualmente jubilada, ha sido profesora de Enseñanza Secundaria, dedicando su actividad investigadora a la escritora canaria María Rosa Alonso, sobre quien imparte charlas en centros educativos de Canarias y está desarrollando su tesis doctoral. Algunos de sus artículos son: “Mª Rosa Alonso: mujer escritora” (2003), “María Rosa Alonso, escritora de Fronteras” (2006), “Ensayo de una bio-bibliografía de María Rosa Alonso” (2010), “María Luisa Villalba y La Tarde” (2021).

 

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