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La esperanza que nos mantiene. María Pérez

La esperanza que nos mantiene
A propósito de Pedro García Cabrera

Mi respeto por la poesía suele cruzar la línea que lo convierte en temor. Tiendo a pensar que esun géneroliterariode una talla excesivamentegrandepara mí. Comosi fuera cosa de almas muy antiguas y la mía fuera todavía una novicia con aires de eterna adolescente. Nunca me terminé de sentir lo suficientemente madura como para atreverme a intentar adentrarme en ese reino sutil que según definen los expertos “se caracteriza por ser la más depurada manifestación, por medio de la palabra, de los sentimientos, emociones y reflexiones que puede expresar el ser humano en torno a la belleza, el amor, la vida o la muerte”.

 

Dicho esto, se entenderá a la perfección si digo que me quedé perpleja cuando contactó conmigo Guadalberto Hernández, actual director dela Cátedra Cultural Pedro García Cabrera (*) de la Universidad de La Laguna, para proponerme que escribiera algo sobre el escritor canario (uno de los más relevantes de siglo XX) que da nombre a dicha cátedra.

Por alguna extraña razón (y yo diría que hasta paranormal) le dije que sí. Mi desconocimiento de la vida y milagros del emblemático autor gomero era total. Y lo primero que leí fue absolutamente descorazonador: García Cabrera es conocido principalmente como poeta… Sentí que me había metido en un suelo recién fregado y que las letras canarias podían lanzarme una chola si seguía avanzando.

Antes de rendirme, tenía que intentarlo por mi condición de fiel creyente del ‘todo pasa por alguna razón’ (aunque era consciente de que esa razón es a veces aprender a soltar lo que no es paramí).Con este primer impulso,me zambullíen la bibliotecadel TEA una tarde noche de finales de agosto con el fin de encontrar un hilo del que tirar y poder salir con dignidad de aquel laberinto literario. Encontré el cabo suelto que buscaba en Proyecciones, su única obra dramática, escrita en la década de 1930 y basada en los dos pilares que sostienen toda su amplia creación: el compromiso social y las corrientes estéticas de la vanguardia.

Me llamó especialmente la atención, de entrada, el título que ya anuncia la influencia del psicoanálisis de Freud en la obra. Me llevé un ejemplar y otro libro más sobre el teatro de vanguardia en Canarias (el primero editado y el segundo escrito por mi amigo Roberto García de Mesa, escritor, investigador y mente privilegiada). Y después de leer y buscar información sobre su vida y acercarme a su poesía… descubrí la actualidad de su mensaje.

La utilización de la simbología y de la idea de que el mundo exterior es una proyección de nuestra mente, está muy presente en su obra. En Proyecciones, escribe:

“Las manos son nervaduras de alas. Que el pueblo, al moverlas, recuerde la alta estirpe del vuelo y no los repteos infecundos. (…) Todos somos Prometeos encadenados…)”.

Las manos son una imagen recurrente en esta obra. Y lo son como símbolo de nuestra voluntad. No en vano, si vamos a la etimología de la palabra, vemos que se origina en la voz latina manus que, en el lenguaje jurídico romano, significa también ‘poder’. Cuando tenemos algo en nuestras manos, tenemos poder sobre ese algo.
 
García Cabrera vivió tiempos convulsos, pero no nos quedamos cortos ahora y su mensaje de compromisosocialy de poder de ‘proyección’ puede tener muchomássentidodel que pueda parecer a simple vista.

Escribo estas líneas el 13 de octubre de 2022. Hace justo un mes moría una joven iraní de 22 años llamada Mahsa Amini, a manos de la ‘Policía de la Moral’, por llevar mal puesto el velo. Este esperpéntico escuadrón de la muerte, batió el récord de incoherencia esencial ejerciendo su autoridad de una manera completamente inmoral… además de cruel y atroz. En protesta de este fatídico suceso, muchas mujeres iraníes se arrancaron sus velos para quemarlos y comenzaron a cortarse el pelo. En su cultura, este gesto es símbolo de duelo y de denuncia.

A raíz de este movimiento, muchas mujeres en occidente han empezado a difundir a través de las redes sociales vídeos en los que se graban cortándose un mechón de pelo como gesto poético de apoyo. A riesgo de ser apedreadas virtualmente por oportunismo ‘posturil’, cada quien ha hecho lo que el impulso de la indignación le ha marcado. Porque si hay algo que tenemos todos hoy en día en nuestras manos es un móvil. Y somos como Prometeos encadenados al algoritmo…

El casoes que si el mundoes un reflejode nuestra mente (nuestra propia ‘proyección’)parece que, además de cortarnos las puntas, nos convendría empezar a mirarnos de raíz, porque lo que ocurre “ahí afuera” es bastante espeluznante si nos paramos a observar. Hay demasiadas cosas inaceptables, demasiadas. Ante tanta barbaridad (amenaza de guerra nuclear incluida) unose sienteimpotentee inútil. Esas manos a las que clama el poetacanario parecen inservibles ante tanta tragedia diaria, porque no olvidemos que el acceso directo, inmediato y constante a la información (y a la desinformación) que nos brinda la tecnología nos sitúa en un perpetuo desafío emocional.

¿Qué podemos hacer para cambiar esta ‘proyección’ infernal? Los movimientos de vanguardia que inspiraron a García Cabrera se caracterizaron por la búsqueda del progreso de la humanidad. Influenciados por lasteorías freudianas, llevaron el arte másalláde un mero mediador entre la realidad y la imaginación, convirtiéndolo en agente terapéutico y en revulsivo de un nuevo lenguaje visual y escrito que surgió para que se rasgaran vestiduras… y conciencias. ‘Las manos son nervaduras de alas’, nos dice el escritor gomero.

El arte es lo que nos queda cuando todo lo demás parece estar perdido. Y es esperanzador que al menos, sigamos teniendo ese impulso que surge de la necesidad de mostrar nuestra posición y de expresar lo que sentimos al respecto. De ahí surgen creaciones digitales como la del diseñador gráfico iraní Peyman Arfania, mostrando a La Gioconda cortándose un mechón de pelo, o los carteles que invaden las redes sociales con el lema ‘Make Art, Not War’.

A través delarte reciclamos lafealdad delmundo,devolviendo belleza.Winston Churchilldijo que “La guerra es una invención de la mente humana; y la mente humana también puede inventar La Paz”. Y si en algo se basa el arte es en la capacidad imaginativa del ser humano. En eso… en la pasión que enciende un deseo profundo (Kafka decía que “al creer apasionadamente en algo, lo creamos. Lo inexistente es todo lo que no hemos deseado lo suficiente”) y en la esperanza que nos mantiene.

Una de las obras más conocidas de García Cabrera es un libro publicado en 1959 y destacado en la lírica española de posguerra. Su título ‘La esperanza me mantiene’, lo extrajo de una copla popular que había escuchado de niño a las mujeres en Vallehermoso (La Gomera) su pueblo natal:

“A la mar fui por naranjas,
cosa que la mar no tiene;
metí la mano en el agua:
la esperanza me mantiene”.

Pero el espíritu artístico, puede llegar más allá incluso. Los músicos del Titanic, siguieron tocando aun cuando la esperanza estaba perdida. Porque el arte nos puede sublimar hasta el momento más amargo, hasta el final de nuestra propia existencia, dándonos la oportunidad de marcharnos con dignidad y dejando un legado espiritual para los que nos sucedan.

Descubrir a García Cabrera ha supuesto un encuentro con la esencia del espíritu artístico y su poder para transformar la sociedad, removiendo conciencias y recordándonos que el poder está en nuestras manos y en nuestra capacidad de concebir una realidad más amable. Esa ‘proyección’ es la esperanza que nos mantiene.

María Pérez
13 de octubre de 2022


(*) Pedro García Cabrera (Vallehermoso, La Gomera, 19 de agosto de 1905 - Santa Cruz de Tenerife, 20 de marzo de 1981) fue un poeta y periodista español perteneciente a la Generación del 27.

Poeta y periodista canario, es uno de los poetas hispánicos más relevantes del siglo XX. Escribe al amor, la amistad, la solidaridad, la libertad y la universalidad. Pedro García Cabrera es el poeta de más larga trayectoria de su generación, su obra es amplia y diversa, y es uno de los grandes representantes de la lírica de la Guerra Civil Española. Es un hombre comprometido con sus ideas políticas socialistas y por ello es encarcelado en varias ocasiones. Poeta de la naturaleza, el mar, el amor como fuerza primordial y del compromiso social.

Su obra es muy amplia, publicó más de 20 libros, y también variada, moviéndose desde las tendencias postmodernistas, vanguardistas y surrealistas a la poesía social y las transvanguardias.

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